viernes, 12 de septiembre de 2008

El logo de Lima 54 "Ave Fénix"

El Ave Fénix según cuenta la leyenda es un ave mitológica del tamaño de un águila, de plumaje rojo, anaranjado y amarillo incandescente, de fuerte pico y garras. Se supone que vivía en la zona del Oriente Medio y la India, llegando hasta el norte de África.

Cuenta la leyenda que el Fénix vivía en el Jardín del Paraíso, y estaba anidando en el rosal cuando Adán y Eva fueron expulsados. De la espada del ángel que los desterró saltó una chispa y prendió el nido del Fénix, haciendo que ardiera éste y su inquilino.

Por ser la única bestia que se había negado a probar la fruta del paraíso, se le concedieron varios dones, siendo el más desatacado la inmortalidad a través de la capacidad de renacer de sus cenizas.

Cuando le llega la hora de morir, hace un nido de especias y hierbas aromáticas, pone un único huevo que empolla durante tres días y al tercer día arde, no se sabe si por el fuego que él mismo provoca o por causa accidental y agena a él, el Fénix , se quema por completo, y al reducirse a cenizas, resurge del huevo que el mismo ave Fénix había puesto con anterioridad, de una manera siempre única y eterna .

Se dice que los Fénix eran aves mágnificas y que aquellos que conseguían verlas lograban encontrar su verdadera felicidad, del mismo modo se dice de él, que sus lágrimas son curativas lo que no muchos saben es que encontrar un Fénix no requiere ir a la zona de Oriente medio o del Norte de África, es mucho más sencillo y a la vez complicado.

Cada uno de nosotros ha vivido siempre con un Fénix a su lado, ha tenido la oportunidad de descubrirlo y encontrar así la felicidad y las fuerzas eternas para continuar cada día con un nuevo motivo para vivir. Sin embargo cuando tenemos las cosas ante nuestras narices no somos capaces de verlas.

Nuestro corazón es el Fénix más peculiar y maravilloso que podemos encontrar en cualquier parte del mundo, todos, absolutamente todos tenemos un fénix, somos una unión entre el Fénix (corazón) y nuestro cerebro.

Cuando caemos y nos sentimos abatidos, cuando pensamos que jamás encontraremos la felicidad él late con más fuerzas y comienza a arder en nuestro interior. Pero nunca olvidas, nunca dejas de recordar, que un nuevo corazón, un nuevo Fénix ,resurgirá de sus cenizas, y será más experto y será más maravilloso y de nuevo único dentro de su especie.

Si algún día sientes que tienes una gran herida que no son capaces de sanar, recuerda que nuestro corazón es fuerte, y si temes llorar, ten siempre en cuenta que sus lágrimas son curativas.

Nunca olvides que la capacidad de resurgir de las cenizas y ver luz en la oscuridad es una cualidad de la que todos podemos disfrutar, no seamos nuestros propios asesinos, no dejes de ver también lo que tienes tan sumamente cerca. No dejes de ver en cada día la oportunidad de ser felices, de encontrar primero la felicidad en nosotros mismos y después buscarla en los demás y ser capaces de transmitirla.

Un fénix es eterno porque siempre resurgirá de sus cenizas, nosotros en cada experiencia buena o mala de nuestra vida renacemos porque realmente todos en esencia somos capaces de transformarnos en un gran ave mitológica del tamaño de un águila, de plumaje rojo, anaranjado y amarillo incandescente, de fuerte pico y garras único y especial.

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